Mito: los hombres no oran


¿Por qué a mi papá que era tan bueno, trabajador y honrado, extraordinariamente simpático y amigo de sus amigos, y casi nunca le vi orar? ¿Cuántos papás igual o más buenos que el mío, queriendo lo mejor para sus hijos, casi nunca obsequiaron a estos, la imagen sugerente y entrañablemente humilde de orar?

A mi modesto entender pienso que se debe a que desde hace algunos cientos de años los varones en occidente, depositario y transmisor de la cultura cristiana para el mundo, han abandonado, mayoritariamente, el hábito de la oración. Deslumbrados por los avances científicos, económicos, políticos, culturales y sociales, han perdido la luz de la fe.

El hombre se ha desteologizado cambiando la teología por la antropología. De ahí, el triunfo de las ciencias que versan sobre el ser humano, como la psicología o la sociología, por poner un ejemplo. En esta nueva situación, lo principal no es Dios sino el hombre.

Ya no interesa la cultura del ser, sino la del bien-estar. Ahora lo que importa más, no es ser bueno y bello, sino estar bueno y bello. El hombre con el devenir de los acontecimientos, se va desentendiendo de los anclajes de la cultura cristiana aferrándose a las necesidades y apetencias de su propio yo. Por esta vía, trata de echar, otra vez, un pulso a Dios, imitando a los de Babel que pretendían escalar el cielo por medio de una gran torre, para contrastar el poder humano con el divino (Gn. 11).

Más que realizar las obras del maestro, interesan las operaciones de cirugía estética a la humanidad. No ocurre lo mismo en las otras dos grandes religiones: judaísmo e Islam. Es fácil y frecuente visualizar, en ambas, cómo los más comprometidos con su Dios no son las mujeres, como ocurre en el cristianismo, sino los hombres.

Segun la Biblia, judíos y musulmanes se han quedado sin la bendición de Dios por haber rechazado la revelación de Jesús. Sin embargo, a pesar de todo, por ser culturas generalmente celosas de lo suyo, se conservan intactas con el paso de los siglos. E incluso se expanden porque los varones no han dejado de orar. Añado a esto, la tendencia natural de esposas e hijos en fijarse e imitar las formas y comportamientos del padre, más que los de la madre.

Occidente ha sido bendecido y favorecido con abundantes bienes espirituales y materiales en pago al esforzado trabajo de multitud de apóstoles, sembradores del evangelio, para la difusión del mensaje de esperanza y salvación prometido por Jesucristo.

Esta situacion debe cambiar, por ello hacemos un llamado a los hombres de nuestra generacion a clamar e iniciar una vida de oracion. Nuestro Señor pasaba noches enteras buscabdo la guianza del Padre. Los grandes desafios de la vida del hombre se resuelven cuando de rodillas se buscan las respuestas, humillandonos ante el Todopoderoso. Adelante Hombre, sigue el ejemplo del Maestro.